Hablamos
de la búsqueda semántica. En la tendencia de mejorar la
calidad de la información que devuelven las consultas en los
buscadores de Google, los gestores del buscador de buscadores se han
decidido por la inteligencia artificial que se basa en la llamada
búsqueda semántica.
Un
modelo de rastreo de la información en Internet que comenzó a
gestarse en los cambios de algoritmo de 2009, que avanzó más en las
mejoras de Colibrí de 2013 y que ha acabado por instaurarse en la
implementación Venice de 2015.
Lector
inteligente
Si
hasta ahora, el buscador Google funcionaba como un colector de
información como si fuera un diccionario, el paso adelante
significativo en una nueva forma de categorización consiste en
atribuir intenciones a los contenidos. Un cambio con la búsqueda
semántica que marcará un antes y un después en la calidad de
lo que se publica y quiere llegar lejos y lo que sólo está en la
Red para figurar y desaparecerá de las búsquedas.
Google
juzga ahora más el valor de los contenidos, no tanto por las
palabras de los textos o de sus etiquetas, como en lo que denotan con
sus significados esas mismas palabras dentro de un contexto. Palabras
relacionadas entre sí, con significados mejor evaluados bajo un
modelo de análisis contextual con el que Google quiere luchar
contra las prácticas fraudulentas de los SEO más artificiales.
La
nueva estrategia de contenidos para los proyectos comerciales online
tiene ahora más que nunca un interés por el valor añadido que
ofrecen esas páginas. Los algoritmos de ahora y del futuro de Google
leerán con mucha atención mapas, geolocalizaciones, reseñas de
negocios, reputaciones, webs malas y buenas que encardinen enlaces
dirigidos y descripciones. Muchas descripciones.
A
los webmaster se les pide que den facilidades para que sus negocios
sean fácilmente contextualizados y referenciados en Internet a
través de los motores de búsqueda. Ahora, en la búsqueda
semántica, el mapeado
de contenidos es el rey.
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